
Foto por: Pablo Navarrete
Deber ser difícil ser músico en estos tiempos, sobre todo si apenas empiezas tu carrera. La alza en los precios de los conciertos, la facilidad de conseguir música gratis, han provocado que el éxito cueste mucho más alcanzarlo que hace veinte años. El talento ya no basta, el trabajo, la dedicación y el buen manejo de la carrera son, más importantes que nunca. Si acaso logras triunfar en tu país e intentas hacer lo mismo en otro, la cosa se complica aún más, no cualquiera logra penetrar dos mercados saturados.
El cantautor catalán, Carlos Sadness, es uno de los privilegiados que lo consiguió. Después de cerca de una veintena de sold outs en su país, se aventuró a cruzar el charco y probar suerte en México, país que, históricamente, se caracteriza por amar la música española, desde Diego el Cigala hasta Sabina; de La Oreja de Van Gogh a la PXXR GVNG, no importa el genero, lo ibérico lo consumimos sin reparo. Quizás por eso Carlos era optimista e hizo un cálculo: si tengo 14 mil seguidores en mis redes provenientes de la CDMX y va el 10 por ciento, seguro podré llenar un Lunario. Fue ahí cuando la sorpresa llegó en forma de reclamo tuitero: en 20 minutos los boletos se habían agotado:
“Recibí la noticia en vivo. Estaba en la compañía discográfica cuando salieron a la venta. Al principio pensábamos que no se estaban vendiendo y de repente nos empezaron a llegar mensajes en Twitter de: ya no hay boletos. Lo primero que se nos vino a la cabeza es que se trataba de un error de Ticketmaster. Llamamos al Lunario para ver porqué no estaban vendiendo los boletos y nos dijeron que ya se habían agotado, en veinte minutos”, me cuenta claramente emocionado mientras lo entrevisto en la terraza del Centro Cultural España.
Me comenta también que, a pesar de tener más de dos decenas de sold outs en su carrera, jamás le había pasado en un foro con capacidad para 1,200 personas y mucho menos le había ocurrido que los boletos se acabaran en minutos. La sorpresa fue aún mayor cuando abrió una segunda fecha y después una tercera obteniendo el mismo resultado: localidades agotadas en menos de una hora.
Al preguntarle si le atribuía el éxito de esta visita al hecho de firmar con una disquera multinacional me responde que no lo cree, pues el pertenecer a ella lo único que cambió fue que él ya no tuvo que pagar por la grabación, pero que la promoción la sigue manejando de la misma manera. En ese momento se toma un momento para reflexionar, ya que Carlos se sigue considerando under aunque pertenezca a una discográfica con alcance global:
“En España se puede ser completamente underground y estar en una multinacional, tiene que ver más con una cuestión de actitud, en mi país, todas las bandas que meten más de 600 personas a una sala, están en una discográfica”, me dice a manera de paréntesis.
Regresando al tema del sold out, aunque sorpresivo, me cuenta que ya había recibido noticias de su éxito en nuestro país: “De repente amigos me decían: tío, tienes que ir a México porque la gente nos está preguntando por ti.” Se me ocurre preguntarle qué le decían esos amigos sobre nuestro país y su gente:
Me dicen que son súper entusiastas y que se vuelven locos por la música. Ahora me doy cuenta de eso porque llegué y había gente esperando en el aeropuerto, en España eso solo pasa si eres Messi. Allá la gente te para en la calle, te pide una foto, pero no te esperan en el aeropuerto ni se quedan a dormir afuera de un show para verte, es un entusiasmo diferente. Me quedé como tímido, les decía: por favor, me sabe mal que salgan de sus casas y se mojen por la lluvia. En Barcelona no me espera ni mi madre.
Carlos Sadness, músico e ilustrador (a finales de año presentará un libro de nombre “Anatomías Íntimas), consiguió un triple lleno en uno de los foros con mayor tradición en nuestro país, lo consiguió en minutos y aunque ya lo ha asimilado parece que se lo toma con calma. Mientras lo entrevisto no deja de sonreír, cuando llega el momento de las fotos se para como niño emocionado en día de Reyes, con una risa se despide: espero verte en unos shows, ya no hay boletos, respondo; lo siento, es verdad, concluye.
Publicado en: Arca