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Cómo entrevistar a una estrella de rock y no morir en el intento


Dice el escritor y periodista argentino Fernando García:

“Los fans se mueren por estar cerca de sus ídolos; los cronistas que fuimos primeros fans (aunque con cierta propensión a la mirada crítica desde la adolescencia) tenemos la obligación de no morirnos frente a ellos. Esto es, evitar volvernos unos encanecidos groupies conceptuales cuya única misión sea coleccionar discos autografiados. Ésta es la forma más inocua de morir entrevistando a una estrella de rock, pues directamente no hay entrevista en esas condiciones.”

Estas líneas de la introducción de Cómo entrevistar a una estrella de rock y no morir en el intento (Jus, 2016) reflejan uno de los principales cánceres del periodismo musical actual: los reporfans: esos seres que confunden el trabajo de reportero con el de un fanático. Abundan en el medio; dan mala imagen al oficio. Lo practican como método para estar cerca de sus ídolos y conseguir un saludo, un autógrafo y la respectiva foto. Y generan impresión negativa para resto del gremio que cubre fuentes “más serias”.

Cómo entrevistar a una estrella de rock y no morir en el intento se compone de entrevistas a grandes astros de la música: Neil Young, Lou Reed, Ozzy Osbourne, Kiss, Bono, David Bowie, Johnny Lydon, entre otros. Fernando García, quien trabajó durante 18 años en el diario Clarín como redactor y editor, ha confeccionado un volumen estampado con las peripecias de un reportero –él mismo– en la búsqueda de lo que sea que emane de la boca de estos personajes. Travesías contadas con una narrativa envolvente, vibrante y ruidosa. Como el mismo rock.

Solo hay que leer la aventura que vivió mientras perseguía el auto en el que Paul McCartney se trasladaba del Aeropuerto de Ezeiza a su hotel, en Buenos Aires: trepado en el bólido de un conductor loco que parecía destinado al Nascar, Fernando logró la entrevista, con señas, de un carro a otro. Qué tenacidad de reportero. No para conseguir una sonrisa, una firma o un saludo. No. Su necedad tenía como objetivo conseguir una declaración para llevar a su editor y cumplir con la labor: relatar e informar. Una de las preocupaciones del cronista mientras perseguía a Paul era: ¿y si no va en ese auto, qué llevaré a la redacción?

Si bien es cierto que los textos que aparecen en Cómo entrevistar… no son las versiones publicadas originalmente (aquí Fernando contó con más espacio y tiempo para realizarlos), en el fondo la calidad es la misma. Fernando no escribe la típica conversación pregunta-respuesta. Para él, el contexto, siempre y cuando lo amerite, es igual de importante. Gracias a eso conocemos las dificultades que tuvo para hacer un phoner con Bono; o que Lydon lo mandó a la tienda por sus cigarros.

Si la situación o el contexto no merece ser mencionado (la mayoría de veces en una entrevista en persona o por teléfono, no pasa nada fuera de lo normal), García saca del costal de la narrativa:

-¡Qué día tan soleado, Ozzy! Anda, tómate otra cerveza…

-No, ya es suficiente…

No son dos los que hablan, es la misma persona con dos voces, las dos voces de la conciencia: el Ozzy ángel y el Ozzy demonio.

Así inicia le entrevista. Un gancho ineludible para el lector. García no comienza con la típica frase tipo “aprovechamos que Ozzy está de visita para hablar con él sobre su nuevo disco.” Bah. Si tienes la oportunidad de entrevistare al mismísimo Príncipe de las tinieblas tienes que explotar todos los recursos.

El periodista actual sale de la escuela pensando que ya lo conoce todo. No está dispuesto a seguir aprendiendo. Pero este oficio se aprende en la calle. Las clases solo son una guía, periodismo for dummies. Solo el arrojo, la praxis y y la búsqueda del estilo traerán la experiencia. Y basta de los cuestionamientos sosos, sin imaginación. Los artistas conceden 50 entrevistas el mismo día y si responden a las mismas preguntas no hay variación en los contenidos. Dice Vicente Leñero en su Manual de periodismo: “Tal vez los entrevistadores no se dan cuenta de hasta qué punto nos duele su fracaso a los entrevistados… las entrevistas son como el amor: se necesitan por lo menos dos personas para hacerlas, y sólo se hacen bien si esas dos personas se quieren”. Fernando García lo sabe.

¿Por qué accedió a comprar los cigarros de Lydon? Porque sabía que así generaría empatía y lograría un mejor resultado. No lo hizo para volverse su amigo, sino por la noticia, por la declaración. Cómo entrevistar a una estrella de rock y no morir en el intento no solo es un libro de entrevistas a rockeros. Los periodistas o aspirantes a ello debemos verlo con rigor académico; los lectores como un vertiginoso viaje al centro mismo del rock.

Publicado por: Yaconic

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